Actualmente, en el ámbito del motor, hay mucha atención puesta en el tema de las emisiones. Europa cada vez establece más normativas para combatir la contaminación limitando la movilidad en las grandes ciudades. Últimamente, hemos visto como subió la media de CO2 debido al aumento de las ventas de los coches de gasolina frente al diésel. Pero no es solo eso, también los fabricantes pedían ampliar el plazo para cumplir con los objetivos, esos famosos 95 g/km de CO2. Sin embargo, ahora es la Unión Europea la que se pronuncia e insiste a las marcas de coches que se esfuercen por reducir sus emisiones.
Teniendo en cuenta que los niveles de CO2 siguen aumentando hasta lso 120,8 g/km (casi 2 gramos de un año para otro) por lo mencionado de la gasolina y también por el aumento de ventas de los SUV, la Comisión Europea pide un esfuerzo adicional. Según ellos, la solución pasa por mejorar la eficiencia de los coches y acelerar el despliegue de los eléctricos e híbridos. La situación para los fabricantes no es la idónea, pues de media deberían reducir un 27 % sus emisiones.
El tema de los SUV de mayor tamaño es el que más inclina la balanza, pues pasaron a representar un 29 % de las ventas a acaparar el 35 % del total. Mientras tanto, los coches electrificados siguen aumentando sus ventas, pero a un ritmo muy inferior e insignificante para compensar los niveles. La Unión Europea está totalmente centrada en la reducción de emisiones del transporte terrestre, manteniendo ese objetivo a largo plazo de neutralidad en carbono para el año 2050.
Tanto es así, que más que ir retrasando los objetivos como pedían algunos fabricantes, la decisión podría ser la contraria. La Comisión Europea está valorando poner unos objetivos aún más estrictos para el automóvil. No hay que olvidar que las metas más próximas son la reducción de emisiones en un 15 % para 2025 y posteriormente un un 35 % para 2030. Ya se habla de elevar esa ambición al 40 %, mientras que parece que muchos fabricantes lo pasarán mal para conseguir los objetivos.