Tras más dos meses desde que se declarara el estado de alarma en España, ya estamos viendo las graves consecuencias que esto está teniendo en muchos ámbitos de nuestra sociedad. Además de la crisis social y sanitaria que se está viviendo, la pandemia está dejando una gran huella en la economía de nuestro país. Debido a ello, ahora nos toca replantear nuestro futuro y diseñar una estrategia para la transformación del sector.
No podemos esperar a que se levante el estado de alarma. Después de mes y medio de parón, la industria automotriz española comienza estos días, de manera muy progresiva, a poner en marcha sus líneas de producción. No sin dificultad, cumpliendo unos estrictos protocolos sanitarios acordados con los sindicatos y examinando con lupa a los mercados, nacionales y europeos, a donde van el grueso de nuestros vehículos. Pero teníamos que ponernos en marcha porque somos el único sector industrial que cerró sus fábricas. También los concesionarios cerraron y los talleres solo atienden servicios de urgencia. La diligencia y el compromiso del sector es máximo.
Esta situación inédita ha supuesto un importante parón en la demanda y en la producción del sector. El COVID-19 nos va a situar, a cierre de año, en cifras similares a 2012, en plena época de crisis, cuando se registraron los datos más bajos de producción y de matriculaciones de los últimos diez años. Las previsiones apuntan a que dejaremos de producir unos 700.000 vehículos en el conjunto del año y las matriculaciones se reducirán, al menos, un 35%. La incertidumbre que ya reducía las ventas el año pasado se acrecentará, en un entorno económico y laboral complicado, con lo que las familias no van a abordar fácilmente la compra de un vehículo nuevo.
Vamos a atravesar un año duro. Pero vamos a salir adelante, juntos. Vamos a reflotar el sector porque hemos podido hacerlo en otras situaciones, pero, para ello es necesario trabajar desde ya. No podemos esperar a salir del estado de alarma para establecer las medidas que nos permitan recuperar la actividad industrial y la demanda. Otros países ya están trabajando en cómo iniciar la desescalada y cómo reactivar la producción en sus fábricas. Para mantener nuestra competitividad no podemos quedarnos atrás porque perderemos nuestra posición como noveno fabricante mundial. No nos lo podemos permitir.
« No podemos esperar a salir del estado de alarma para establecer las medidas que nos permitan recuperar la actividad industrial y la demanda »
Es urgente, y así se lo estamos reclamando al Gobierno, un plan de choque nacional con medidas específicas para el sector de la automoción, de reactivación de la demanda y mantenimiento de la industria. Un plan que busque, sobre todo recuperar la demanda, la producción y el empleo y, además, hacerlo de una manera compatible con los objetivos de descarbonización del parque, compromisos a los que la automoción española no renuncia en esta crisis ni en ningún momento. Pero también que sea compatible con la mejora de la competitividad de nuestras fábricas, con planes de ayuda a la inversión, a la I+D de procesos y a la implantación de la industria 4.0.
En este punto, la colaboración público-privada se convierte en algo indispensable para superar este escollo. Hemos preparado, entre ANFAC, FACONAUTO, GANVAM y SERNAUTO, un conjunto de propuestas que pueden configurar este plan de choque, de cara a abordar nuestra delicada situación y ofrecer nuestra experiencia y la agilidad de nuestras empresas para superarla. Estamos comprometidos con la recuperación del país y en todo momento, el conjunto del sector ha estado a disposición del Gobierno y ha presentado propuestas constructivas. Estamos trabajando duro como industria, consensuando las iniciativas para ser un bloque único, que facilite la interlocución con las administraciones. De esta crisis, tenemos que salir todos juntos y así lo estamos planteando.
« La colaboración público-privada se convierte en algo indispensable para superar este escollo »
Porque esto no acaba aquí. La crisis provocada por la pandemia del coronavirus no paraliza la transformación que la automoción está viviendo, la más radical de los últimos 100 años. En todo caso, acorta los plazos en los que tenemos que alcanzar la descarbonización del parque y la nueva movilidad, electrificada, compartida, conectada y autónoma. El plan de choque debe ayudarnos en esta doble vía: atajar la crisis y salir de ella reforzados, orientados en estos pilares fundamentales y convirtiendo a España, de esta manera, en un polo de atracción de las nuevas adjudicaciones que lleguen a partir de ahora. La automoción es una joya y nuestro principal objetivo es protegerla, reforzarla y prepararla hoy para el futuro, para el día después.