En época de lluvias, la visibilidad al volante no depende solamente de las luces y las condiciones climatológicas. Es preciso que los limpiaparabrisas estén en perfectas condiciones, por lo que el taller ha de recomendar a sus clientes que acudan a sustituirlos cuando su estado lo requiera.
En primer lugar, hay que tener presente su caducidad. Por norma general, las escobillas limpiaparabrisas duran un año o un año y medio. También es preciso vigilar su estado. Las escobillas se van deteriorando con el paso del tiempo. Y las temperaturas también pueden afectar al caucho que las compone, dejando a su paso estrías sobre la luna o zonas que siguen quedando sucias. También pueden producir ruido al quedarse seco el caucho.
De cara a alargar la vida útil de los limpiaparabrisas, es aconsejable limpiar los cristales para que no se acumule la suciedad. Utilizar un líquido limpiador, preferiblemente específico y de calidad, y tener cuidado con la cal del agua son otros consejos importantes.
Todas estas recomendaciones son válidas tanto para las escobillas delanteras como para las traseras. Y no debe olvidarse que, además de los potenciales problemas de seguridad de unos limpias en mal estado, en la ITV puede ser un defecto grave la ausencia de los limpiaparabrisas y/o lavaparabrisas, que no funcionen, que no haya escobillas o que estas estén defectuosas.