El 85% de los directivos del sector de la automoción está convencido de que en el futuro se generarán más ingresos con el ecosistema digital que rodeará a la industria que con la mera venta de coches. Pero este es solo uno de los retos y oportunidades a los que se enfrenta el sector, según se desprende del Informe Global sobre Automoción 2017 elaborado por KPMG y en el que se ha encuestado a cerca de 1.000 directivos del sector y más de 2.400 conductores procedentes de 42 países.
El 85% de los directivos del sector considera que en el futuro el ecosistema digital generará más ingresos que la venta del coche en sí mismo. De hecho, un 76% está de acuerdo con que un vehículo digitalizado y conectado generará más ingresos que 10 vehículos no conectados.
Y este ecosistema digital trae consigo el alto interés de nuevos jugadores por el sector de la automoción. El 82% de los directivos piensa que una compañía de Silicon Valley lanzará un coche en los próximos 4 años. Pero también es cierto que un 78% cree que un coche de Silicon Valley se ensamblará en una cadena de montaje de una de las empresas tradicionales del sector.
La pregunta clave, según Roger, es “si las empresas del mundo TIC querrán o no ofrecer un paquete completo al consumidor, es decir, el coche, el ecosistema digital, el interfaz de usuario, las soluciones de movilidad, etc., y esto abre la cuestión de si los nuevos jugadores cooperarán o competirán con los tradicionales”. Los directivos del sector no se ponen de acuerdo: un 45% auguran que las compañías TIC y los fabricantes de automóviles cooperarán y un 55% creen que competirán en un futuro.
Para Roger, “las alianzas estratégicas y la cooperación entre las compañías de industrias convergentes será la fuerza impulsora en un escenario híbrido de cooperación-competición”.
En lo que sí se ponen de acuerdo los directivos es en que los datos serán el combustible del futuro modelo de negocio de la industria del automóvil y que los fabricantes de vehículos obtendrán ingresos de los datos: un 84% y un 83% respectivamente, corroboran estas afirmaciones.
Pero aquí entra en juego el consumidor, que muestra poca disposición a compartir sus datos de consumo y comportamiento sin recibir un beneficio a cambio: en 2016 tan solo un 30% lo haría y de cara a 2017 este porcentaje cae aún más y son solo un 20% quienes cederían sus datos por nada.